08. El caso Iván Castro: la víctima de la "Maje asturiana" 70271r

Hola, soy Carmen Basteiro y esto es Mis Crímenes. Hoy llegamos al último episodio de la primera temporada. En estos ocho episodios hemos tenido de todo, pero hay algo que siempre se repite. En cada historia hay tantos relatos como personas la viven. Hoy voy a contarte el caso de Iván Castro, la que era su novia en el momento del asesinato, Marta Rama. Te digo ya que te recordará muchísimo si es que conoces el caso de la viuda negra de Patraiz. Puede que esto que te estoy contando te suene a spoiler, pero es que te aseguro que el caso es lo suficientemente increíble para que aún así te sorprendas.

Además, es un caso cercano a mí, porque lo cubrí siendo periodista en un medio asturiano, y tengo mucho afecto a la familia de la víctima. De hecho, ya han escuchado este episodio antes que tú, para asegurarme de no publicar nada que pudiera herir su sensibilidad. Aquí estamos, por última vez esta temporada, mis auriculares, mi micrófono y yo, para contarte. ¿Empezamos? Empezamos. Es 7 de diciembre de 2017 y estamos en las cuencas mineras de Asturias. No sé si conoces esta zona, si no es así, te explico muy rápido.

Durante décadas, siglos, estas cuencas fueron muy prósperas por la minería del carbón. Pero a medida que se fueron cerrando minas, los municipios fueron quedándose cada vez con menos población. Vamos hoy, más concretamente, a La Felguera, que es donde ocurrió todo. La Felguera es un distrito de Langreo, Yangreu en asturiano. Este municipio, Concejo, decimos en Asturias, tiene algo menos de 40.000 habitantes. Así que te cuento, porque estuve allí, que es el 7 de diciembre de 2017.

La Felguera está casi desértica. Imagínate, una zona que, como te digo, pierde población y además, en pleno puente de la constitución. Ya está oscuro, es la última hora de la tarde y solo interrumpen esa aparente tranquilidad las luces de unos coches de la policía que se aproximan a un garaje en la calle Ingeniero Fernández Casariego. ¿Qué ha ocurrido ahí dentro? Te lo explico. Cuando te digo garaje, imagínate un bajo sin acabar en el que el propietario alquila plazas para aparcar coches.

Los inquilinos no necesariamente se conocen entre ellos. Es decir, no hablamos del garaje de un edificio en concreto, de un gimnasio, de unas oficinas. Hablamos de un garaje que se alquila a distintos particulares. Como te decía, cada historia tiene tantos relatos como personas la viven. Si le preguntaras a la pareja que encontró a Iván Castro muerto, te dirían que aquel 7 de diciembre a las 6 de la tarde entraron en el garaje y vieron algo raro al fondo.

Era como si alguien se hubiera quedado dormido en su coche con medio cuerpo fuera. Cuando se acercan descubren que no está dormido. Es un hombre joven, ellos no lo conocen, está tumbado y muerto. Parece claramente que alguien le ha disparado. Alterados, muertos de miedo, llaman al 112. La Policía Nacional no tarda en llegar al garaje y justo en ese momento empieza ya la investigación. Se acordona la zona y examinan el cuerpo del joven.

Se dan cuenta de que ha sido víctima de tres disparos. Al menos uno de ellos, que impactó en la cabeza, fue mortal de necesidad. Tienen los brazos en cruz sobre el pecho y el móvil en una mano. Aquí un detalle que será importante en la investigación. La linterna del móvil está encendida. Viste chándal, unas deportivas de marca y una gorra. El joven va documentado y enseguida pueden ponerle nombre. Es Iván Castro. Si esta historia te la contara la madre de Iván, te diría que aquel día el mundo se quedó a oscuras. Para ella esa tarde era una tarde normal.

Un día más en casa, abrió el Facebook por escrulear un poco, pero se paró en seco en una noticia que alguien había compartido. Decía así, hayan muerto a un hombre en un garaje de la Felguera. Y aquí la madre de Iván te contaría que empezó a temblar.

Entre otros detalles, esa noticia dice cómo va vestida la víctima. Chándal,