2025-1 La Era de la Ansiedad y la Desconexión 3v2s6v

Siempre alerta y siempre cansada. Bienvenida a la era del ruido constante y la ansiedad silenciosa.
¡Hola, valiente! Soy Aroa Granados, psicóloga, y esto es Ahora es tu Momento.
El espacio donde te ayudaré a descifrar tu mundo emocional.
En este podcast exploraremos la psicología con un toque de humor,
consejos prácticos y nada de dramas ni tecnicismos.
¿Estás lista para tomar las viendas de tu vida y abrazar tus emociones?
Quédate y acompáñame en cada episodio en un viaje de aprendizaje y momentos
inspiradores para tu vida. ¡Comenzamos!
Te despiertas y ¿qué haces? Lo primero es mirar el móvil. Antes de levantarte ya revisaste el
WhatsApp, leíste noticias que te pusieron nerviosa y viste tres vídeos en redes que ni buscaste.
Sales con prisa pero sigues enganchada al móvil. Noticias, notificaciones, mensajes,
un vídeo de gatetes y otro que te deja con un nudo en el estómago.
Por la noche, después de un día hiperconectada, te sientes desconectada, como si tu cabeza no
pudiese parar, pero al mismo tiempo nada termina de llenarte. No es casualidad ni un fallo tuyo,
es el resultado de un entorno diseñado para sobreestimularte. Hacerte sentir que
nunca llegas a todo y mantenerte en un estado constante de alerta. Vamos a ver por qué pasa
y qué puedes hacer para recuperar la calma. Hay dos variables fundamentales. Demasiada
información, demasiado rápido y la crispación y la polarización. ¡Vamos a verlas!
Cada vez que tu móvil vibra, tu cerebro recibe un mini chute de adrenalina. Es automático. Un
mensaje, una notificación, un correo, aunque el 90% no es urgente, tu sistema nervioso se
activa como si lo fuera. Imagina esto repetido cientos de veces al día. Con el tiempo,
tu cuerpo vive en tensión constante, como si siempre estuvieras esperando que pase algo.
Te ha pasado que cuando intentas relajarte no puedes, que tu cuerpo necesita descanso,
pero tu cabeza sigue acelerada. No es porque piensas demasiado, sino porque tu sistema
nervioso nunca ha tenido un momento de calma. La trampa de consumir sin procesar. Si pasas el
día viendo vídeos de crecimiento personal, leyendo sobre salud mental y guardando posts sobre cómo
poner límites pero luego no aplicas nada, tranquila, no eres la única. Sabes que necesitas
descansar y dejar de procrastinar. Pero cuando llega el momento te paralizas. Tu cerebro está
tan saturado que no convierte información en acción. Es como acumular un montón de herramientas
sin usarlas. Y por otro lado está la sensación de nunca llegar a todo. Siempre hay algo más que
ver, aprender, mejorar… Si desconectas, sientas que te pierdes algo. Y si no estás al día,
parece que te quedas atrás. Pero esta urgencia no es real. Es creada por la sobrecarga de
información. Te ha pasado que abres Instagram para ver algo rápido y sin darte cuenta han
pasado 40 minutos y encima te quedaste con peor humor que antes. Tu atención no es infinita.
Cuando la dispersas en mil cosas, te quedas con la sensación de no haber hecho nada.
Y por otro lado está la crispación y polarización, que es un ruido que te drena la energía a tope.
Antes se evitaban temas polémicos en la mesa. Ahora internet se ha convertido en todo un debate
constante. Da igual lo que digas o hagas. Siempre habrá alguien que te lo critique.
Si no participas, sientes que te quedas fuera. Así que abres redes y ahí están. Peleas,
comentarios, insultos, gente discutiendo por todo… Te dices que no vas a entrar.
Pero 5 minutos después ya te ves debatiendo con un desconocido sobre un tema que es que
ni te importa. ¿Por qué pasa esto? Pues primero porque internet te hace sentir que
tu opinión es urgente y súper importante. Antes, si algo te molestaba, lo ignorabas
o lo comentabas con otra persona. Ahora tienes la posibilidad y la sensación de que tienes
que responder. Tu cuerpo reacciona. Un leve aumento de ritmo cardíaco, tensión en los
músculos y allá que vas. Pero cuando comentas y cierras la aplicación no sientes un alivio,
sino más ansiedad. Porque entonces ¿qué pasa? Que empiezas a esperar las respuestas
a ese comentario que tú has hecho. Respuestas crispadas, más gente peleándose contigo
o puede ser gente que valide lo que has dicho. En todo caso, tú te quedas ahí esperando
la notificación de todas esas contestaciones. Y eso es ansiedad.
Y por otro lado, los algoritmos están diseñados para cabrearte. Sí, como lo oyes, para cabrearte.
Las redes no te muestran lo que te calma, te muestran lo que te engancha. Si algo te
indigna, te lo repetirán. Abres Instagram sintiéndote bien, ves un post que te molesta,
lo abres, lees los comentarios, te enfadas, luego aparece otro y otro y en 20 minutos
tu humor ha cambiado por completo. ¿Ha cambiado el mundo en 20 minutos? No, ¿verdad? Solo
la forma en la que lo ves. No se trata de no opinar, sino de notar cuándo te estás