Los enigmas en el asesinato de Helen 1j1h1u

Crímenes y criminales con Luis Martín Edvalles A veces nos van a llegar casos que son realmente extraños y muy cortos, muy rápidos de llevar adelante con lo que sucedió con ellos. Pero sin embargo este ya me lo había encontrado un par de veces en estos repasos que hago de sitios donde se habla de crímenes y demás. Así es como consigo yo el material, buscándolo por ahí en blogs, en páginas, en hemerotecas. Y este, la verdad que es mosqueante.

Helen Tobolsky Esta mujer murió de una forma llamativa.

De hecho se puede decir que era una mujer tranquila, que llevaba una vida que nadie destacaba. Una mujer de lo más tranquila, que se casó con John Tobolsky en 1933, que murió el marido 30 años después y que fue una viuda que no mantuvo ni nuevas relaciones ni tuvo pareja que se sepa. Tuvieron dos hijos y además uno de ellos murió muy joven. Ni niño. Lo que sí está claro es que tras la muerte de John Tobolsky, Helen se quedó con una gran falta de ingresos.

Entonces necesitaba trabajar. Necesitaba tener ella una fuente de ingresos. Así que aceptó un trabajo como conserje en la Universidad de Notre Dame en South Bend, en Indiana. Por lo que se sabe, ella allí era bastante feliz, llevaba el trabajo bastante bien, era querida por sus compañeros. Todos aquellos que la conocían hablaban bien de ella. Nadie tenía ningún problema con Helen.

Durante 12 años estuvo haciendo sus labores de conserje en esta Universidad de Notre Dame.

Pero ocurrió una cosa, la mañana del 22 de marzo de 1975, cuando Helen contaba con 62 años. Llegó al trabajo a las 7 de la mañana. Ticó con su tarjeta de trabajador.

Cuentan que ella intentaba siempre llegar una hora antes para tener una hora extra que poder cobrar luego. Normalmente, cuando ella llegaba, era la primera, la única y no había nadie. Incluso en todo el campus. Recogió sus herramientas para limpieza y se dirige a un edificio de ingeniería aeroespacial.

Dos horas después, un profesor de ingeniería llamado Hugh Acker entra en este edificio. Va a su taller donde tiene la maquinaria y de repente ve el cadáver de Helen tirado allí en el pasillo, rodeado de un charco de sangre. Se reveló en la autopsia que alguien la había disparado a quemarropa en la parte izquierda de la cabeza.

Se había encontrado su cubo de fregar en el extremo norte de aquel pasillo. No se había usado. Así que empezaron a hacer las conjeturas de que ella había sido disparada al poco de entrar a su trabajo. Las puertas habían estado cerradas, pero resulta que había una que se encontró forzada, porque tenía una pequeña ventana rota. Pero aquí no entramos más que en el terreno de la especulación, casi todos pensaron que lo más lógico y obvio era que alguien entró en ese edificio, y que fue descubierto por Helen, porque siempre llegaba antes de su horario y a lo mejor