
La filosofía de la historia. Teresa Oñate 3m501y
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Todavía ahora nos cuesta que las gentes comprendan a qué nos referimos con filosofía de la historia. La filosofía de la historia de la salvación la inventa un Pablo de Tarso con un determinado Agustín de Hipona que es un determinado platónico. No es la única filosofía de la historia posible, os dais cuenta. Ni puede ser la de la post modernidad, post ilustrada, por una razón también muy sencilla, porque ya Gretia no ha quedado atrás. Gracias a la labor efectiva que han hecho, incluso el platón de Schleiermacher y que han hecho Nietzsche, Heidegger y Gadamez y Vátimo con el cristianismo y los... hay un texto que no apunto porque se lee poco de... en cristán, Gadamez, Vátimo, Derrida y Eugenio Trías que se llama la religión y que es una cumbre que tiene una valencafli, si yo no me equivoco, apunto un poquito antes, en el 88, 89, apunto de que caiga el muro de Berlín y de que Estados Unidos declare la cruzada anti islámica.
Por varios de Fukuyama, claro, si no hay entonces un antagonista de la guerra, no podrá haber historia. Una historia sólo entendida entonces desde una dialéctica amo-esclavo. Desde luego esto exige, en la misma manera que tenemos que tener algún otro derecho de gentes, que no sea el derecho napoleónico, que sigue siendo el derecho romano, debemos tener una filosofía de la historia que no sea una filosofía de la historia de la guerra, de la guerra. Porque desde luego no compete a la historia de la filosofía, la historia de la búsqueda de la verdad y el compromiso con las leyes ontológicas de la verdad, que seguimos llamando filosofía, propiciada únicamente por la amistad y por la comunidad, por la controversia intensísima dentro de la amistad, no le compete la historia sobrenatural ni la historia del poder.
Y si tiene mucho que ver con esas posibilidades de un greco cristianismo, donde aparece algo insólito, que nunca estuvo en Grecia, y es romper la venganza con el de volver bien por mal, de volver bien por mal y poner la otra mejilla. Eso, independientemente del valor inmenso de la dificultad que tiene en la propia vida cristiana, ese sí es un plus, al que no llegó ni siquiera la cumbre de la ética anihomaco de Aristóteles, que entroniza la amistad, la filia, la institución, las instituciones justas como condición de posibilidad de la vida espiritual, política, de las acciones civiles compartidas.
Bien, supongo que se entiende, ya termino, que, por lo tanto, esos giros van dando lugar a una densidad de complejidad enorme, a medida que se acumulan los estratos, y proponen entonces, y necesitan de nosotros, una tecnología política y una filosofía de la historia que no sea la de la salvación secularizada. Báquimo lo dice mejor, es un gran comunicador. Dice que es ser moderno, tener una iglesia, una patria, una mujer y una lengua a la que traicionar. Eso es liberación, o al contrario, compromiso con aquella comunidad, aquella lengua, aquella... Claro que aquí ya no está la identidad. Aquí el deber es de no se habla ninguna lengua si no se es extranjero en la propia lengua. Con mucho cuidado, aquí la determinación, el límite es posibilitante, no es un encierro, no es una cárcel.
Es la condición de posibilidad de que haya pluralidad y diferente.
Bien, todo esto desemboca, y ya me caigo, y si queréis hacemos un pequeño...
Una pequeña pausa, desemboca en una apertura y en una recreación de lo religioso sagrado y lo religioso comunitario, lo religioso sagrado e indisponible. Y el misterio al otro lado del límite, el límite constituyente, que se relaciona por todas partes con la diferencia, que ya está también a su vez por todas partes, porque la asunción del límite...
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