Guía íntima para descubrir el squirt - Audio erótico para mujeres (contenido explicito) 404h6k

Hoy quiero acompañarte, pero no como quien enseña nada. Quiero estar contigo mientras exploras algo que a veces viene cargado de dudas, de presión, de preguntas que nadie responde bien. Vamos a hablar del squirt, pero no como si fuera algo que tienes que conseguir, sino como una posibilidad. Una forma más que tiene tu cuerpo de expresarse cuando lo dejas sentir sin ningún miedo. No hace falta que haya pasado antes, ni que lo entiendas del todo, solo necesitas algo muy simple.

Estar presente, respirar, relajarte y dejar que lo que tenga que pasar pase. A veces nos ha metido en la cabeza que el squirt es algo espectacular, una explosión, un logro, y eso puede agobiar más que ayudar. Y la verdad es otra. Pasa cuando estás tan relajada, tan entregada, que el cuerpo simplemente suelta. Y no siempre es igual. No siempre avisa, no siempre llega, a veces se siente como si fueras hacer pis. Y justo ahí muchas se cortan.

Pero ese impulso, esa sensación, no es algo que tengas que frenar. No es sucio, no es raro, es tu cuerpo diciendo estoy sintiendo fuerte, estoy sintiendo intenso. Y si no pasa, no pasa, de verdad. Lo importante no es eso. Lo importante es cómo te escuchas, cómo te entregas sin presión, y que sepas que mientras lo haces, yo estoy aquí, para que no estés sola en esto, para que te relajes, sabiendo que no hay juicio.

Solo deseo, juego y tiempo. Ya sé que puede dar un poco de vergüenza al principio, pero eso también tiene su punto, ¿no? Y una cosa importante, quiero que tengas una toalla cerca. No por obligación, sino por si el cuerpo decide soltarse. Aquí no hay vergüenza, aquí todo lo que fluye se celebra. Así que, si te parece, vamos a empezar despacio. Que tú te pongas cómoda y yo te voy guiando.

Busca un sitio donde estés tranquila, sin prisas, sin interrupciones. Un sitio donde puedas cerrar los ojos y soltar el peso del día. Puedes tumbarte boca arriba, con las piernas abiertas, o sentarte con la espalda apoyada, si eso te hace sentir más segura. Importante, acompáñate de la toalla. No hay una postura exacta. Esto no es una ciencia cierta, porque como ya sabemos, cada persona es un mundo.

Solo una postura donde tú te sientas, aquí estoy bien, ¿vale? Y ahora, como te dije al principio, las claves, una de ellas, empieza por respirar, lento, sin pensar en nada más. Inhala por la nariz, y suelta aire por la boca. Así. Otra vez, deja que toda la gravedad haga su trabajo, que te sientas relajada. Una vez más, llena el pecho y déjalo ir. Nota si hay tensión en alguna parte de tu cuerpo. El cuello, los hombros, la mandíbula, las piernas. Si la hay, aflójala.

Tu cuerpo no necesita estar alerta. Aquí no hay nada que temer, y menos cuando estoy.