Horror en Alemania 215b6m

Saludos desde la cripta, les habla como siempre el guardián del cementerio en la oscuridad del campo santo. Para muchos la noche es el umbral del descanso pero para otros es el escenario donde el alma se enfrenta a lo desconocido. Trabajar en turnos nocturnos, quedarse solo en casa cuando todo el mundo duerme o simplemente abrir los ojos a las cuatro de la madrugada son actos simples que sin embargo pueden abrir la puerta a lo inexplicable. Es en ese silencio denso, en ese murmullo casi imperceptible donde las paredes parecen respirar, donde las sombras se estiran y retroceden como si algo más las habitara.

Y cuando un crujido se escucha desde la otra habitación, cuando una voz susurra tu nombre y sabes que no hay nadie más, comprendes que la noche no es solo ausencia de luz sino un universo que despierta los espíritus, los recuerdos y las cosas que por supuesto no deberían existir. Alemania tierra de castillos milenarios, de bosques encantados y cementerios cubiertos de niebla ha sido durante siglos testigo de sucesos que escapan a toda lógica. En este informe me voy a adentrar en 11 casos reales documentados y profundamente inquietantes.

Les adelanto también que no son leyendas ni cuentos de taberna, son testimonios, archivos policiales y relatos vividos por aquellos que desearían poder olvidarlos. Comenzamos. En el distrito de Schönberg en Berlín se encuentra uno de los cementerios más antiguos y respetados de toda Alemania. Se le conoce como el Arte San Mataos. Allí por cierto descansan los hermanos Grimm, pero no todo es paz entre sus tumbas. De hecho el sepulturero nocturno Klaus Heller relató en 2006 cómo cada madrugada a las tres y media en punto escuchaba pasos sobre la grava, suaves pero constantes.

En un principio pensó en ladrones o en visitantes no deseados, pero nunca encontró a nadie. En una ocasión acompañado por su perro Otto vio lo imposible. Una figura femenina vestida de blanco sin rostro caminando entre las lápidas. Cuando Otto la siguió desapareció tras una tumba que pertenecía a una joven suicida de 1912. Lo más inquietante fue cuando Klaus revisando antiguos registros encontró que varios sepultureros anteriores reportaron lo mismo. Pasos, susurros y una mujer que llora. Uno incluso llegó a desaparecer en 1977. Nunca más se le encontró. Es uno de los misterios más perturbadores de todos los camposantos de la vieja Alemania.

El cementerio de Zentral Friedhof es uno de los más extensos del país pero también es el escenario de uno de sus relatos más siniestros. En 1991 durante una restauración de antiguas criptas se abrió una cámara sellada desde la primera guerra mundial. Tres obreros murieron en circunstancias inexplicables en un lapso de dos semanas. Uno cayó desde un andamio sin explicación, otros electrocutó por una corriente inexistente, el tercero fue hallado con signos de asfixia pero sin lecciones externas.