ND (23x25) - AMITYVILLE Y LA HABITACIÓN ROJA 5h4u4u

Aquí comienza Nueva Dimensión Con Juan Gómez Hola a todos amigos, arrancamos otro capítulo más de Nueva Dimensión .

Como siempre, gracias por acompañarnos y apoyar este universo expandido de Nueva Dimensión.

Lo primero, os voy a decir, recomendaros poneros los cascos esta noche.

Porque en Nueva Dimensión incluimos la última tecnología en sonido para poneros, amigos, en el centro del misterio.

Sonido 3D, apreciable, eso sí, al 100% con los cascos puestos.

Para que no estéis escuchando una historia, sino para que estéis y os sintáis en el centro de la historia.

Todos nuestros recursos técnicos que vamos desarrollando para los que habéis decidido apoyarnos.

Y esta noche, acentos, os voy a llevar a una casa.

Vais a sentir el crujido de la madera.

Vais a sentir la oscuridad de una noche aciaga.

Y vais a percibir casi en vuestra propia habitación que no estáis solos.

Esta noche analizamos en profundidad unos hechos que se han convertido en todo un mito.

Un crimen que dio paso a toda una leyenda.

Por eso hoy, en Nueva Dimensión , os vamos a dejar en el centro de unos acontecimientos tremendos para que estos os rodeen.

¡Comenzamos! Es el 13 de noviembre de 1974.

Son las tres y cuarto de la madrugada.

Ronald apenas había podido dormir esa noche.

Llevaba varios meses pensando cómo acabar con una situación que arrastraba desde hacía años, muchos años.

Casi desde cuando era bebé.

Plena madrugada.

Y además, aquel 13 de noviembre, no hay luna.

Ronald se levanta procurando no hacer ruido.

Todos están durmiendo en la casa, sus padres y sus cuatro hermanos.

Procurando no hacer ese ruido, camina lentamente y abre la habitación de su cuarto.

El pasillo está oscuro, pero no quiere encender la luz, no quiere despertar a nadie de la casa.

Baja las escaleras y un leve crujido de la madera le avisa que debe hacerlo con cuidado si no quiere ser descubierto.

Ya en la planta de abajo va un armario del salón de la casa.

De él, Ronald coge su fusil de caza y lo carga.

Nadie le ha oído, así que vuelve con el fusil en sus manos al piso de arriba de la casa.

A pesar de ser completamente de noche, a través de las pequeñas ventanas, entra la tímida luz de las farolas de la calle.

Más que suficiente para que Ronald vea claramente su objetivo.

Abre una de las habitaciones, entra en ella y se detiene.

Por un momento, se queda quieto, y en su cabeza resuena una frase.

¡Hey, gordo! ¡Gordo! ¡Levántate! Ronald no espera que sus palabras tengan respuesta, porque quizá no las dijo nunca en alto.

Primero un grito ahogado, y luego un disparo.

El grito es de su madre Louise, apenas la daría tiempo a poco más.

Acto seguido, Ronald apunta a su padre, quien, al igual que su madre, está tendido boca abajo.

Y de nuevo un disparo.

Quizá por la mente de Ronald, pasaba cada golpe, cada insulto, cada paliza, o cada desprecio que su padre le había hecho durante toda su vida.

Y de nuevo un disparo.

Y de nuevo un disparo.

Y de nuevo un disparo.