El futuro no es opcional 6m2172

Hola, bienvenidos a Loop Infinito, el podcast diario de Perlesfera sobre Apple y su ecosistema.

Yo soy Javier Lacorte y empezamos.

La última newsletter Power On en Bloomberg, es decir, la de Mark Gurman, siempre Gurman, ha confirmado lo que muchos ya intuíamos, que es que Apple está un poco atrapada en un camino comprometido con las Vision Pro.

En este episodio voy a referirme a las Vision Pro de dos formas.

Cuando hable de las Vision Pro, en plural y en femenino, hablo del dispositivo, el que ya conocemos.

Si en algún momento me paso a hablar de Vision Pro a ese caso, de alguna forma en singular y masculino, es que me estoy refiriendo al concepto de todo lo que es esta idea de realidad aumentada para Apple, es decir, con el dispositivo que conocemos, pero también con los que estén por llegar y tal.

Creo que me explico más o menos la diferencia.

En cualquier caso, este camino en el que está comprometida Apple tiene que ver con Vision Pro en singular, con el concepto, con la idea, con el desarrollo que esté por venir.

Al final es un producto que, pese a su gran potencia tecnológica, al menos lo que hemos visto hasta el momento, no ha terminado de cuajar en el mercado y, sin embargo, abandonar ese barco no parece una opción, ni mucho menos, al menos no todavía.

Me explico.

Apple está trabajando, según lo que dice Gurman, en dos nuevos modelos de Vision Pro, uno más ligero y más barato, y otro diseñado concretamente para usarse conectado a un Mac, buscando minimizar la latencia para casos de uso muy exigentes como simuladores de vuelo o visualización médica avanzada.

La empresa, según Gurman, ha considerado un simple refresco interno del modelo actual, con la actualización menor, cambiando el chip M.2 por el M.5, pero ha decidido ir un paso más allá porque no necesita, porque no puede permitirse lo contrario.

Y aquí hay un punto que merece la pena que nos paremos en él y lo comentemos.

Apple ha invertido muchísimo dinero, muchos miles de millones de dólares, en Vision Pro.

El concepto.

La sola idea de matarlo tan pronto, apenas un año y pocos meses después de su lanzamiento comercial y justo tras haber cancelado el proyecto del coche, sería algo desastroso a nivel de percepción externa, sería el síntoma de una empresa errática, sin un rumbo claro, con una gran visión clara, un Apple un poco en crisis, y eso es algo que sencillamente no puede permitirse.

Se puede permitir a Apple un tropiezo económico de esta dimensión, sí, si una empresa se lo puede permitir, es a Apple, pero ni siquiera Apple se puede permitir este patinazo tanto de cara a esa reputación externa como de cara a sus inversores.

Por eso las Vision Pro, o mejor dicho, Vision Pro como concepto, no puede fallar, o mejor dicho, no puede ser abandonado.

¿Ha fallado ya? Pues depende de cómo midamos el éxito.

Si hablamos de unidades vendidas puramente, de cifras de ventas, pues seguramente sí se ha quedado algo por debajo de las expectativas, parece razonable pensar en eso.

Si hablamos de utilidad percibida, de adopción real, de entusiasmo de la gente, pues quizás también haya un punto en el que se ha quedado un poco por debajo de las expectativas.

Pero si las vemos como una piedra fundacional, como un punto de partida para una nueva categoría que aún está por explotar, entonces la historia cambia y es aquí donde Apple seguramente está jugando esta carta.

El modelo más barato y más ligero que está preparando, según Gorman, busca seguramente atacar dos de los grandes lastres del modelo original, precio y peso.

Las Vision Pro, que conocemos, pesan cerca de 700 gramos, no están muy lejos del kilo de peso y es demasiado.

Ha habido quejas, ha habido incluso necesidad de rios terceros que fabriquen correas de estas para rebajar la tensión y el dolor de cuello y tal.

Y luego está el precio, 3.500 dólares más impuestos, que yo suelo traducir y redondear a 4.000 euros, es decir, más de 7 veces o más de 8 veces lo que cuestan unas Metacase 3.

Apple quiere, necesita un producto que pueda seducir al medio, aunque eso implica renunciar a algunas prestaciones, y entra en juego esta segunda versión, más utilitaria, más limitada, más viable.

La idea de quitar la pantalla externa A-Site, que tampoco aporta tantísimo, la idea de bajar la resolución de las lentes, esto es un poco más peliagudo quizás, o la idea de reducir la potencia del procesador, incluso trasladar una parte de ese procesamiento a un dispositivo externo, el iPhone o el Mac, todo eso está sobre la mesa porque la prioridad es otra, es crear una vía intermedia hacia el verdadero objetivo, que son las Apple Glass.

Tim Cook lleva años obsesionado con este proyecto, esta idea futura, estas gafas ligeras, discretas para uso cotidiano, con una interfaz de realidad aumentada integrada que superponga información al mundo real.

Es su obsesión personal, es su momento iPhone, digamos, y las Vision Pro, con todos sus defectos, son la antesala inevitable hacia ese destino que tecnológicamente todavía está un poco lejos.

Es una jugada arriesgada porque las Vision Pro no son un producto pensado para todo el mundo, esto es importante entenderlo siempre, al menos no ahora y no así.

Las Vision Pro son un objeto de deseo tecnológico que se han quedado atrapadas en su propia ambición.

Son demasiado caras para el medio, son demasiado incómodas para el uso prolongado y es demasiado pronto quizás para una categoría aún inmadura en general.

Pero hay otro ángulo muy interesante que es lo que ha señalado también Gorman en su newsletter.

Habla de la descomposición del Vision Products Group dentro de Apple.