M51 NOVEDADES EN LAS AURORAS DE JUPITER EL GRAN VIGILANTE. 82c4d

Ha llegado el momento en el que vamos a viajar a las estrellas, al universo más cercano. Llega la sección de ciencia y tecnología, de astrofísica. Llega universo hostil.

Viajamos a las auroras de Júpiter y es que ha sido noticia, ha sido noticia porque hay nuevos hallazgos y nuevas informaciones y tras un trabajo intenso os voy a pedir de nuevo que uséis la imaginación, que penséis en un lienzo cósmico pintado con pinceles de plasma y rayos invisibles donde un gigante gaseoso despliega sus cortinas de luz en un espectáculo que haría enmudecer al mismísimo Olimpo. Júpiter el coloso de nuestro sistema solar revela sus secretos más íntimos a través de auroras que brillan con el fulgor de mil soles apagados.

Gracias al telescopio espacial James Webb estas luces danzantes resultan ser cientos de veces más intensas que las que iramos en la Tierra. Un prodigio energético que desafía nuestra imaginación y nos acerca al corazón palpitante del planeta. Para entender este fenómeno primero debemos recordar que Júpiter no es una roca sino un océano de hidrógeno y helio 11 veces más ancho que nuestro mundo y 318 veces más masivo. En su interior corrientes de hidrógeno metálico crean una dinamo descomunal forjando el campo magnético más poderoso del sistema solar.

Unas 20.000 veces más fuerte que el nuestro capaz de desviar el viento solar millones de kilómetros antes de rozar sus nubes. Las auroras jupiterianas nacen cuando partículas cargadas venidas en cólera desde tormentas solares atraviesan el espacio y caen vertiginosamente sobre los polos magnéticos chocando con átomos de gas y encendiendo el cielo en rojos verdes y púrpuras imposibles. Sin embargo Júpiter existe.

¿Un cómplice secreto? Hay un cómplice extraño desconocido allí en Júpiter.

Es su luna Io con volcanes gigantescos que escupen tormentas de partículas alimentando el gran torbellino magnético del planeta. El web con su cámara de infrarrojo cercano llamada NIRCAM pilló estas auroras en pleno frenesí durante la navidad de 2023 cuando Jonathan Nichols y su equipo se preparaban para captar destellos que creían durarían apenas cuartos de hora.

En cambio presenciaron destellos que nacían y morían en cuestión de segundos.

Una danza luminosa más veloz que el propio látido de la nave. Uno de los hallazgos más sorprendentes fue la variabilidad de la emisión del Ión, a ver si soy capaz de decirlo, trihidrógeno.

Mucho más inestable de lo previsto y es que este gas que brilla con luz infrarroja se convierte en un termómetro cósmico para medir el calor y el enfriamiento de la alta atmósfera jupiteriana, revelando una maquinaria térmica